Ninguno queríamos perdernos el club del chiste, pero todos queríamos que nuestro chiste fuera el mejor.
Imposible decidirse por el mejor chiste, una tarde de risas para recordar en el club. Ninguno quiso quedarse atrás a la hora de contar chistes y hasta libros, casi enciclopedias de chistes, rodaban por el graderío para ensayar y elegir el que a cada uno le parecía el mejor. Enhorabuena a todos por el esfuerzo realizado y por la tarde que nos habéis hecho pasar.